Murcia decide abrir permanentemente el acceso vehicular por el Puente Viejo
Murcia revitaliza el acceso vehicular en el Puente Viejo para potenciar la conectividad urbana
El Ayuntamiento de Murcia ha dado un giro definitivo al acceso de vehículos en el Puente Viejo como parte de su estrategia de movilidad urbana. Con ajustes significativos al plan original, ahora se permite la circulación de vehículos privados en esta vía crucial para el acceso al barrio de El Carmen.
Bajo la dirección de José Francisco Muñoz, concejal de Movilidad, se implementó una serie de cambios destinados a mejorar la fluidez del tráfico en la zona. La señalización adecuada ha sido instalada para autorizar el paso de vehículos por el Puente de los Peligros, una infraestructura histórica designada como Bien de Interés Cultural.
La iniciativa no solo busca facilitar el tránsito vehicular, sino que también pretende fomentar la actividad económica en los barrios circundantes. Originalmente, el proyecto limitaba el acceso de vehículos privados, pero tras las modificaciones, se ha mejorado la movilidad y se ha resaltado la importancia histórica y cultural de la zona.
La reapertura del puente es un paso fundamental para la implementación de futuras líneas de transporte rápido (BTR) y la expansión del tranvía hacia El Carmen. Además, se han llevado a cabo mediciones y análisis continuos del tráfico en el área, con un enfoque especial en el eje Puente de los Peligros-Glorieta del Rollo.
El Puente de los Peligros: Más que un Enlace, un Símbolo de Devoción Murciana
Construido en el siglo XVIII, el Puente de los Peligros, también conocido como Puente Viejo, se erige majestuoso sobre el río Segura, enlazando el periférico Barrio del Carmen con el centro histórico de Murcia. Este icónico puente de piedra en arco, testigo del devenir histórico de la ciudad, ha sido más que un simple punto de tránsito; ha sido un símbolo de devoción y protección para los murcianos a lo largo de los siglos.
Su denominación, «Puente de los Peligros», no es meramente nominal. Se remonta a la construcción de un templete dedicado a la Virgen de los Peligros en uno de sus extremos, el cual, según los relatos de los cronistas locales, se erigió como un santuario de protección ante las temibles riadas del río Segura. La devoción hacia esta virgen ha persistido a lo largo de los años, arraigándose en la idiosincrasia del pueblo murciano, que aún hoy, al cruzar el puente, recuerda su protección milagrosa.
Más allá de ser un mero enlace físico entre dos partes de la ciudad, el Puente de los Peligros representa un vínculo emocional y espiritual para los habitantes de Murcia, recordándoles su historia, su fe y su resiliencia ante los desafíos naturales.
Los Encantos del Puente de Los Peligros: Testigo de la Vida Murciana y Sus Joyas Arquitectónicas
El Puente de Los Peligros se erige como un escenario vital en la rutina diaria de los habitantes de la ciudad, pero también como el epicentro de eventos emblemáticos, como la famosa Procesión de “Los Coloraos” en Miércoles Santo. Desde este histórico punto de encuentro, se vislumbran maravillas que hacen palpitar el corazón de Murcia.
Al deslizar la mirada por el margen izquierdo del puente, se revela el imponente «Monumento al Entierro de la Sardina», emergiendo con gracia en las aguas del río, junto a los majestuosos «Molinos del Río». Estos últimos, testigos mudos del devenir del siglo XIX, ahora se erigen como museo y sala de exposiciones, tejiendo así un puente entre el pasado y el presente de la ciudad.
En el otro extremo del panorama, hacia el margen derecho, se alza la imponente «Pasarela Manterola«, una obra maestra del arquitecto Javier Manterola. Este puente peatonal, con su diseño evocador de un barco que surca las aguas, enlaza el Malecón y el barrio del Carmen con el Mercado de Verónicas y el Palacio de Almudí. Inaugurada el 12 de agosto de 1997, esta estructura ha transformado la imagen de los puentes murcianos sobre el río Segura, aportando una dosis de modernidad a la estampa tradicional de la ciudad.
Desde la barandilla del Puente de Los Peligros, se despliega una postal inolvidable, donde el río Segura, la Glorieta y la majestuosa torre de la Catedral de Murcia se entrelazan en una armonía que cautiva a propios y extraños.