El 20% de las empresas de la Región deberán ampliar plantilla ante la posible reducción de jornada laboral a 37,5 horas semanales
La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, propuesta por el Gobierno y apoyada por los sindicatos, podría generar un profundo impacto en el tejido empresarial de la Región. Según las estimaciones del decano del Colegio de Graduados Sociales, Alfonso Hernández Quereda, una de cada cinco empresas tendrá que ampliar su plantilla para adaptarse a esta nueva normativa, lo que supondría un reto considerable, especialmente en sectores como la hostelería, el comercio y los servicios por turnos.
La propuesta del Ministerio de Trabajo, que podría entrar en vigor en 2025, busca ajustar la jornada laboral a las necesidades actuales del mercado. Sin embargo, este recorte de dos horas y media semanales —que, en principio, parece una medida favorable para la conciliación laboral— plantea complicaciones para algunas empresas. Hernández Quereda destaca que la mayor dificultad reside en encontrar trabajadores formados, una queja recurrente de las empresas en la Región.
Sectores más afectados: hostelería, comercio y servicios
La hostelería, los comercios y actividades que funcionan por turnos, como el cuidado de personas dependientes, son los sectores que más dificultades encontrarán para adaptarse a la reducción de jornada. Los establecimientos que tienen amplios horarios de apertura, como bares y restaurantes, deberán incorporar más empleados para cubrir el mismo horario, lo que implicará un aumento de los costes laborales. Hernández Quereda considera que esta situación es especialmente problemática para los pequeños comercios, que no pueden trasladar el incremento de costos a sus precios debido a la competencia con grandes superficies.
“Las empresas que no puedan aumentar precios, sobre todo las más pequeñas, tendrán dificultades para asumir estos costes, lo que incluso podría derivar en recortes de personal en algunos casos”, alerta el decano. La hostelería, en particular, es vista como un sector con alta precariedad y falta de control en las jornadas laborales, lo que hace más complejo prever cómo se implementará la nueva normativa.
Restructuración y personal adicional
Las empresas deberán realizar importantes reestructuraciones si finalmente se aprueba la jornada de 37,5 horas. Según Hernández Quereda, en sectores que funcionan por turnos y en los que se cubren las 24 horas del día con tres personas, el recorte de horas podría compensarse con más días libres o incluso con una retribución adicional, aunque esto aumentaría los costes laborales.
De hecho, el decano considera que entre un 15% y un 20% de las empresas de la Región necesitarán personal adicional para cuadrar turnos y mantener los mismos niveles de operatividad, algo especialmente complicado en el actual contexto de escasez de trabajadores cualificados.
La postura de la patronal y las dificultades del acuerdo
A pesar de las previsiones, la patronal CEOE se opone frontalmente a esta reducción de jornada, lo que ha ralentizado los planes del Gobierno. Las negociaciones con los sindicatos avanzan con dificultad, aunque la realidad es que muchas empresas ya han incluido jornadas semanales inferiores a las 40 horas en sus convenios colectivos. El cambio propuesto afectará sobre todo a aquellos sectores donde la flexibilidad laboral es más compleja y donde el ajuste de las plantillas podría suponer un desafío mayor.
El Ministerio de Trabajo, encabezado por la ministra Yolanda Díaz, ha insistido en que la implantación de la jornada de 37,5 horas forma parte de un paquete más amplio de medidas. Entre ellas, la mejora del registro horario y un endurecimiento de las sanciones a las empresas que incumplan las normativas laborales. Díaz destacó en el Congreso que el tiempo de trabajo y las horas extra impagadas son las principales irregularidades del mercado laboral español, y las sanciones pasarán a ser individuales, por trabajador, en lugar de por empresa, con el fin de hacerlas más disuasorias.
La jornada de cuatro días como futuro próximo
Hernández Quereda también plantea que este podría ser un primer paso hacia una transformación aún más significativa del mercado laboral. “El siguiente paso puede ser la jornada de nueve horas diarias con cuatro días de trabajo a la semana”, afirma, en línea con las propuestas de reducción de la semana laboral que se están debatiendo en otros países europeos.
Con la mirada puesta en un futuro donde la conciliación y la flexibilidad se conviertan en elementos clave del entorno laboral, el desafío inmediato para muchas empresas será adaptarse a la nueva normativa sin comprometer su viabilidad. Las dificultades para encontrar personal cualificado, junto con los costes adicionales derivados de la contratación de más trabajadores, podrían ralentizar la transición, especialmente en sectores con márgenes más ajustados.
El debate sobre la jornada de 37,5 horas semanales sigue abierto y se enfrenta a obstáculos importantes, pero podría marcar el inicio de un cambio estructural en la forma en que las empresas de la Región gestionan el tiempo de trabajo y sus plantillas.